El hábito de estudiar a partir de imágenes y textos, más allá de ser una manera de crecer intelectualmente, tiene aspectos negativos evidentes.
El más claro de estos es que en numerosas ocasiones se hace por obligación, lo cual significa que además del trabajo que supone aprenderse un contenido hay que gestionar el tiempo y la ansiedad que produce esta carga psicológica. También hay otros inconvenientes, como el riesgo de ver cómo la propia salud se deteriora por pasar demasiado tiempo sentados o forzar demasiado la vista, e incluso tener dificultades para dormir.
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